Pepín Liria triunfó de forma rotunda en su reaparición tras la cornada de Murcia. El de Cehegín cortó cuatro orejas y se sobrepuso con firmeza y capacidad a las dificultades de su lote.
La corrida de José Luis Pereda tuvo mucho volumen. Hubo toros de tremendo cuajo y seriedad que, además, sacaron no pocas complicaciones. Dos de ellos derribaron al caballo de picar, curiosamente los dos que entraron en el lote de El Rubio y al mismo picador, Ramón Soriano. El tercero de la tarde cogió por los pechos al caballo y lo tiró con estrépito; el sexto se repuchó del peto, Ramón levantó el palo y el de Pereda lanzó un derrote seco al centro de gravedad de la cabalgadura lanzándolo al suelo. También Alonso, picador de Pepín Liria que actuó en el primero de la tarde, vio cómo el toro que rompió plaza le pegaba un cabezazo a la base del pie y lo descabalgaba con la facilidad con que se lanza un trapo al aire. Pero el toro que más y mejor peleó en varas fue el segundo, que apretó con fijeza y poder.
Ese segundo toro tuvo muchos pies en banderillas y El Fandi se olvidó de innovaciones para cuajar por lo clásico cuarteando, un soberbio y emotivo tercio de banderillas. Luego, ese toro sacó mucho sentido en la muleta y El Fandi se vio obligado a despacharlo rápido.
En ese momento dio la sensación de que la corrida iba a pintar mal para los toreros. Porque el primero obligó a Liria a hacer un tremendo esfuerzo. No fue el ejemplar soñado para una reaparición, porque apretó mucho por los dos pitones y solamente Pepín lo vio o pareció verlo metido en la muleta. Porque no es normal que el torero tragara con tanto valor. Cada arrancada y cada muletazo era una apuesta porque el toro se venía por dentro de la muleta y en más de cuatro o cinco ocasiones pasó el toro queriendo coger algo más que el trapo. Faena de tremenda importancia y mérito la de Pepín a un toro que le hubiera sacado el aire a cualquiera y con el que Pepín anduvo muy serio, pero también muy tranquilo.
El cuarto tuvo otro son de salida y el de Cehegín le cuajó verónicas extraordinarias. El toro tuvo cierta alegría, pero cuando Pepín quiso ligarlo se descompuso y protestó. Por eso tuvo más mérito aún que el torero le pegara dos o tres naturales de composición y trazo sensacional. Eso sucedió justo antes de que el de Pereda le buscara el pecho de un seco gañafón. De nuevo volvió a estar Liria muy capaz y de nuevo dejó instantes de gran torería.
Se desquitó El Fandi con el quinto, un toro más reunido que embistió con gran velocidad y al que no fue fácil pegarle muletazos limpios. El granadino se enfibró con el toro, le pegó una serie cumbre con la mano derecha en la fijó la embestida con toques fuertes y le cogió el ritmo perfectamente al toro y, luego, con la mano izquierda, se permitió el lujo de dejársela puesta por delante y tirar del toro por abajo con mucho mérito.
El Rubio poco pudo hacer con el tercero, un toro manso y agarrado al piso. Pero obtuvo momentos destacados, sobre todo por su disposición, ante el sexto, un pedazo de toro de tremenda seriedad. Triunfó en casa El Rubio en una tarde nada sencilla.
Fuente y foto: La opinión de Murcia.