Estuvimos, pusimos nuestro granito de arena, porque al fin de al cabo eso es lo que era nuestra cabeza en medio de tanta gente. Pero es algo más, es la única manera que tenemos los ciudadanos normales de decir que estamos hartos, que basta ya.

Cuatro autocares salieron de la plaza del alpargatero para transportar a los cehegineros que quisieron asistir a la manifestacion.

Nunca antes tantos murcianos habían unido su voz con el mismo anhelo: no al terrorismo, solidaridad con sus víctimas. Dos lemas repetidos a gritos, en silencio, con aplausos, velas encendidas, manos blancas o dibujos infantiles. La manifestación más multitudinaria de la historia de la Región se desparramó como un torrente por el centro de Murcia inundando hasta el último adoquín del recorrido. Más de 400.000 ciudadanos golpeados y aún doloridos por la masacre de Madrid tomaron la ciudad formando una imagen incontestable y contundente. (La verdad 13-3-2004)

Estuvimos, pusimos nuestro granito de arena, porque al fin de al cabo eso es lo que era nuestra cabeza en medio de tanta gente. Pero es algo más, es la única manera que tenemos los ciudadanos normales de decir que estamos hartos, que basta ya.

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Nunca antes tantos murcianos habían unido su voz con el mismo anhelo: no al terrorismo, solidaridad con sus víctimas. Dos lemas repetidos a gritos, en silencio, con aplausos, velas encendidas, manos blancas o dibujos infantiles. La manifestación más multitudinaria de la historia de la Región se desparramó como un torrente por el centro de Murcia inundando hasta el último adoquín del recorrido. Más de 400.000 ciudadanos golpeados y aún doloridos por la masacre de Madrid tomaron la ciudad formando una imagen incontestable y contundente. (La verdad 13-3-2004)

Estuvimos, pusimos nuestro granito de arena, porque al fin de al cabo eso es lo que era nuestra cabeza en medio de tanta gente. Pero es algo más, es la única manera que tenemos los ciudadanos normales de decir que estamos hartos, que basta ya.

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Nunca antes tantos murcianos habían unido su voz con el mismo anhelo: no al terrorismo, solidaridad con sus víctimas. Dos lemas repetidos a gritos, en silencio, con aplausos, velas encendidas, manos blancas o dibujos infantiles. La manifestación más multitudinaria de la historia de la Región se desparramó como un torrente por el centro de Murcia inundando hasta el último adoquín del recorrido. Más de 400.000 ciudadanos golpeados y aún doloridos por la masacre de Madrid tomaron la ciudad formando una imagen incontestable y contundente. (La verdad 13-3-2004)

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